La responsabilidad parental en un contexto transfronterizo

Aunque el Convenio de La Haya de 1980 sobre los aspectos civiles de la sustracción internacional de menores y el Reglamento Bruselas II Bis proporcionan un marco jurídico para los conflictos transfronterizos que afectan a menores, el recurso a acciones jurídicas deja abiertos muchos asuntos y cuestiones a los que se enfrentan las familias implicadas en litigios transfronterizos. Todos estos asuntos, que no solo tienen que ver con la cuestión a corto plazo del lugar donde debe residir el menor, sino también con cuestiones como la posible reubicación del menor y/o de uno o ambos progenitores, la vivienda a largo plazo, el apoyo y el contacto con el progenitor ausente, pueden resolverse con la mediación. Asimismo, la mediación proporciona un foro para que los padres expresen y exploren sus sentimientos de enojo y miedo, así como sus propias necesidades y las necesidades del menor. Tal y como establece la Directiva europea sobre ciertos aspectos de la mediación en asuntos civiles y mercantiles, en el párrafo 6 del preámbulo:

Como el éxito de la mediación también puede suponer que las partes se ahorren la incertidumbre y el coste de nuevos litigios en uno de los países o en ambos, la mediación familiar transfronteriza no solo resulta más rápida y, posiblemente, más eficaz que los procesos judiciales, sino que también es más eficiente económicamente. Incluso una mediación que no acaba en acuerdo consigue abrir las líneas de comunicación entre los padres, lo que reduce su conflicto y les permite tratarse con más eficacia en el futuro; por ejemplo, concentrándose solo en varios aspectos controvertidos importantes, en beneficio de sus hijos.